martes, 27 de marzo de 2012

Ciudades Imperiales de Marruecos (II): Marrakech

Marrakech es una de las cuatro ciudades imperiales de Marruecos, junto con Fez, Rabat y Meknes. Fundada por los almorávides en el año 1062, fue la capital del Imperio Islámico y actualmente es una de las ciudades más importantes de Marruecos, con más de un millón de habitantes y constituyendo uno de los principales atractivos turísticos del país.

Palacio de Congresos de Marrakech
Al igual que Fez y las otras ciudades imperiales, Marrakech se encuentra dividida en dos partes: la Medina o ciudad vieja y la ciudad nueva, construida en la época de la colonización francesa y en continuo crecimiento. Sin embargo, un elemento domina ambas partes de la ciudad y es el característico color rojo de sus edificios. Según cuentan, un reputado oculista recomendó que los exteriores de todos los edificios fueran de ese color, pues el blanco tenía un efecto casi cegador debido a la intensidad de la luz solar en aquella zona del país. No sé cuánto de cierto hay en ello, pero no deja de ser bastante probable.

Mi intención en esta entrada no es otra que realizar una pequeña descripción de los rincones más cautivadores, acercar al lector a esta espectacular ciudad, pero la magia y el encanto de Marrakech no se puede describir con palabras, se quedarían cortas porque Marrakech es en sí misma una experiencia única. 


Comenzamos esta "visita" a la ciudad marroquí por los Jardines de La Menara. Situados a las afueras de Marrakech, los jardines deben su nombre a la pequeña pirámide verde del tejado del pabellón, el cual se construyó en el siglo XVI, durante la dinastía Saadí. Junto al citado pabellón hay un gran estanque cuya función es permitir el riego a los jardines y huertos. Los jardines están constituidos por una amplia extensión de olivos a ambos lados de un paseo que da acceso al pabellón, detrás del cual pueden contemplarse las montañas del Atlas. Por desgracia, cuando yo fui era muy temprano y la niebla impidió que pudiera disfrutar de esa panorámica, de modo que adjunto una foto descargada de Internet, ya que en las mías no se aprecian las montañas del Atlas.




Pabellón de La Menara

A continuación atravesamos los muros de la ciudad para adentrarnos en la medina, parte antigua de Marrakech, la cual ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 1985. La medina encierra una serie de callejuelas laberínticas, dentro de las mismas se encuentran otra serie de monumentos como el  Museo de Marrakech, la madraza de Ben Youssef, el Palacio Real (que no está abierto al público), las ruinas del Palacio Badi, las tumbas Saadíes o el Palacio de la Bahia.


Interior del Palacio de la Bahía
En el norte del barrio judío (Mellah) se encuentra el Palacio de la Bahia, de 8 hectáreas de superficie y más de 150 habitaciones. El palacio fue mandado construir por un visir de la corte real a finales del siglo XIX y está dedicado a su favorita de entre sus cuatro esposas y veinticuatro concubinas; precisamente, el término "bahia" significa bella.

Sólo puede visitarse una parte del palacio, pues el resto pertenece a la familia real. Si embargo, merece la pena hacer una parada para contemplar sus maravillosos jardines y la decoración interior de las distintas estancias. Personalmente, los techos son dignos de admirar.





Habitación del visir (Palacio de la Bahía)

La plaza de Jamaa el Fna representa el centro neurálgico de la medina de Marrakech. Literalmente, su nombre significa plaza de las ejecuciones o de la muerte, lo cual hace referencia a las ejecuciones de infieles y delincuentes que se practicaban en la misma muchos años atrás. En la actualidad, esta plaza irregular, de la cual parten callejuelas que se pierden por toda la medina, es sin duda uno de los mayores atractivos de la ciudad. Durante el día, hace las funciones de mercado con sus vendedores ambulantes de zumo de naranja y de frutos secos; también se pueden encontrar a los personajes más diversos como  tatuadoras de henna, encantadores de serpientes, monos...

Jamaa el Fna
Sin embargo, es por la noche cuando la plaza de Jamaa el Fna alcanza todo su explendor. El escenario se transforma completamente y los vendedores ambulantes dejan paso a una serie de chiringuitos donde se puede disfrutar de las más diversas comidas. La plaza se convierte  entonces en un espectáculo visual y auditivo donde se dan cita contadores de historias, adivinas, músicos...dar un paseo alrededor de la plaza sintiendo cómo el ritmo de los timbales   se introduce en cada fibra de tu cuerpo es una experiencia única.

Como recomendación, no se puede dejar Marrakech sin subir a una de las numerosas terrazas que rodean Jamaa el Fna a tomar un delicioso té de menta y disfrutar de estas vistas.

Abandonando Jamaa el Fna, tomamos una  de las callejuelas para introducirnos de lleno en uno de los mejores "centros comerciales": el zoco. No hace falta ser un consumista para dejarte seducir por la gran cantidad de productos de artesanía que se ofrecen. Puedes pasarte horas paseando por las callejuelas (no tan laberínticas como las de la medina de Fez). Aunque al principio cueste un poco, regatear se puede convertir en una actividad muy entretenida...eso sí, la mayoría de las veces te quedas con la sensación de haber pagado más de lo que en realidad valía en producto en cuestión. Como consejo a la hora del regateo: si verdaderamente estáis interesados en una cosa, pero no queréis pagar lo que os piden, salid del puesto; si realmente el comerciante tiene un beneficio con la venta, os aseguro que os perseguirá y aceptará vuestro precio. Si no lo hace es porque verdaderamente no le interesa, de modo que por mucho que lo hubierais intentado, no habría bajado de precio.


Zoco

Otro de los edificios más representativos de Marrakech es la Mezquita de la Koutoubia. Como la mayoría de las mezquitas, su visita está prohibida a los no musulmanes, pero esto no impide contemplar su belleza arquitectónica, aunque tenga que limitarse al exterior. La mezquita se localiza muy cerca de la plaza de Jamaa el Fna y también a unos pocos minutos de la Avenida Mohamed V, la más importante de la zona nueva.

Koutoubia
Koutoubia
Lo más característico de la mezquita es su alminar, construido a finales del siglo XII y tomado como base para la Giralda de Sevilla y la Torre Hasan de Rabat, de modo que se dice que las tres torres son "hermanas gemelas".







Para concluir esta visita, me gustaría describir uno de los lugares que, junto a la plaza de Jamaa el Fna, más me han cautivado y sorprendido, esta vez, en la zona nueva de la ciudad. Se trata de los Jardines Majorelle, que bien podrían definirse como un oasis de luz y color. Siguiendo con la tradición árabe de sencillez en el exterior y lujo interior, el visitante no puede hacerse una idea de lo que esconden los muros del Jardín Majorelle hasta que atraviesa sus puertas.

Jardín Majorelle
Memorial Yves Saint Laurent
La casa fue construida originariamente en década de los 20 por el pintor francés Jacques Majorelle (1886-1962). En los años 60, la propiedad fue descubierta por el famoso diseñador Yves Saint Laurent, el cual compró la villa en 1980, salvando la misma de un proyecto hotelero que hubiera supuesto su completa desaparición. Las cenizas de Yves Saint Laurent se encuentran esparcidas en el jardín, el cual cuenta también con un memorial compuesto por una columna romana procedente de Tánger.








Siendo consciente de todo lo que dejo en el tintero, sólo me resta despedirme y recomendar a todo el mundo una visita a Marrakech, considero que es uno de los lugares a los que hay que ir, al menos, una vez en la vida. Cada viaje es único e irrepetible y Marruecos es una de las experiencias que nadie debería perderse.

Un saludo.

miércoles, 14 de marzo de 2012

Una de literatura: Norte y Sur de Elizabeth Gaskell

He de comenzar por una breve biografía de la autora, Elizabeth Gaskell (1810-1865). Novelista inglesa de la época victoriana, conocida por el rigor de su investigación, la observación compasiva de sus personajes y la fluidez de su estilo narrativo. Elizabeth Stevenson nació en Chelsea (Londres), vivió en distintas partes de Reino Unido durante su juventud, entre ellas Edimburgo, y se trasladó a Manchester cuando se casó, en agosto de 1832, con el clérigo William Gaskell. La ciudad industrial de Manchester le sirvió de inspiración para sus novelas.



Amiga de Charles Dikens, Gaskell colaboró en la revista del citado autor (Household Words), donde se publicaron algunas de sus novelas. Entre sus obras cabe destacar su trabajo como biógrafa de su amiga y también genial autora Charlotte Brontë (Jane Eyre).


Para el que quiera más información, recomiendo consultar la "wikipedia", pues mi intención no es más que proporcionar una sucinta presentación de la autora de una gran novela, como es Norte y Sur.


Norte y Sur: Argumento

Margaret Hale, hija de un clérigo de clase media, vive en el sur de Inglaterra con su familia, acostumbrada a una vida tranquila en el campo. Sin embargo, todo cambia cuando su padre decide trasladar a su familia al norte, a Milton, una ciudad industrial, sucia, ruidosa y con unos habitantes de bruscos modales.


John Thornton, director de las Fábricas Marlborought, que producen tela de algodón, y magistrado de la ciudad, es un hombre rudo, pero con buen fondo y gran corazón, que se ha forjado su fortuna a base de un duro trabajo. 


Cuando ambos se conocen, Margaret no puede evitar sentir un gran desprecio por el empresario, pues sus formas de pensar y caracteres son totalmente opuestos. No obstante, el transcurso del tiempo y los infortunios que los protagonistas deben superar, producirá que la opinión que cada uno tiene del otro vaya cambiando paulatinamente.



La revolución industrial aparece como marco de esta novela. La situación del proletariado, la miseria de los obreros de la fábricas y de sus familias, el nacimiento de los derechos de los trabajadores, huelgas y reivindicaciones por unas mejores condiciones laborales comparten protagonismo en esta obra.







He de confesar que, antes de leer la novela, vi la miniserie de la BBC basada en la misma. Fue tanto mi encanto por esta historia que busqué la obra de Gaskell hasta que la conseguí y terminé de leerla hace algunos días. Aún hoy tengo cierta tristeza por haber llegado al final y tenerme que "despedir" de la tierna historia de amor entre la señorita Margaret Hale y el señor Thornton, pues la verdad es que contiene algunos momentos de gran intensidad emocional, que permanecerán en mi recuerdo.

El único punto negativo que encuentro en la novela es el marcado carácter religioso de algunos discursos. Obviando lo anterior, cabe remarcar que no se trata sólo de una historia de amor, sino que además, está perfectamente enmarcada en la revolución industrial y en la lucha del movimiento obrero y el sindicalismo, representado fundamentalmente a través del personaje de Nicholas Higgins, un obrero con gran inteligencia, aunque con la poca cultura  que su clase le ha permitido adquirir, que lucha por unos salarios y condiciones de trabajo justos y dignos. 

Me gusta la relación de antagonismo y amistad que se desarrolla entre Higgins y Thornton (obrero y patrón), pues cuando logran superar sus diferencias, consiguen ganarse el respeto mutuo y demuestran que escuchando a la otra parte, entendiendo sus motivaciones, es posible llegar a un acuerdo. 

Volviendo a la historia de amor, es una de las clásicas historias románticas de una gran sensibilidad. Un tierno amor a la inglesa, marcado por la frialdad aparente y las buenas maneras, que esconden unos elevados sentimientos. Podría decirse que se trata de un amor/odio, pero no sería del todo exacto...más bien, amor/indiferencia. Aunque tampoco quiero ahondar mucho en el argumento para no desvelar más de la trama al que pueda estar interesado.

Como adelantaba anteriormente, la novela ha sido adaptada para la televisión en una miniserie de la BBC. Yo tuve la suerte de verla por pura casualidad, en una de esas tardes en las que tienes muchas cosas que hacer pero pocas ganas y, de repente aparece en la programación una de estas películas, que hacen que te quedes en el sofá hasta media tarde.

La serie capta la esencia de esta historia y la eleva a su máximo exponente. Puedo afirmar que, por primera vez, me gusta mucho más la adaptación televisiva que el libro (teniendo en cuenta todo lo que me ha gustado la novela). La "culpa" de ello la tienen exclusivamente sus protagonistas: Daniela Denby-Ashe y Richard Armitage (Margaret Hale y John Thornton, respectivamente). La química entre ellos es patente desde la primera secuencia juntos. Ambos logran una magnífica interpretación, cargada de emoción y sentimiento. Realmente, Richard Armitage consigue que te enamores del señor Thornton, todavía más si cabe. Se trata de una de esas ocasiones en las que una mirada expresa más sentimiento que toda una hora de palabrería.

Además, como en todas las series de la BBC, la ambientación histórica es perfecta, siempre cuidada hasta el último detalle, lo cual dota a las producciones británicas de un gran realismo. En esta ocasión, el paisaje industrial de la ciudad de Milton (localización de la novela) se corresponde en la serie con Edimburgo. Quien haya leído mi anterior entrada sobre la capital escocesa comprenderá cuál fue mi alegría al reconocer como escenario esta ciudad.

En la adaptación podemos encontrar algunas secuencias que no aparecen en la novela, aunque en mi opinión, hacen más fuerte esta historia y para nada son contrarias al espíritu de la obra de Gaskell, sino que contribuyen al mejor entendimiento del carácter de los personajes.



Finalmente, quiero concluir recomendando a todo el mundo que lea esta novela o simplemente vea la miniserie de la BBC, tanto si eres un romántico como si no, pues vas a disfrutar de una gran historia. Para quien tenga intención de hacer ambas cosas, mi recomendación es leer primero el libro y dejarse sorprender por la película. Simplemente añadir que, a los románticos empedernidos como yo, no os defraudará.

Un saludo.









miércoles, 7 de marzo de 2012

Ciudades Imperiales de Marruecos (I): Fez

"Marruecos es un país de contrastes" es una de las frases que repite hasta la saciedad el guía turístico; sin embargo, es la única forma de resumir en pocas palabras el panorama de nuestro país vecino. Contrastes entre la medina y la parte nueva de las ciudades, totalmente occidental en cuanto a arquitectura se refiere; contrastes en el clima y los fenómenos meteorológicos; pero, sobre todo, contraste entre tradición y modernidad, lo antiguo y lo nuevo se mezclan en Marruecos logrando una conmixtión plenamente armónica.

Son muchos los prejuicios que desde España se tienen hacia Marruecos y sus habitantes, pero basta una corta estancia en el país para percibir cuán equivocados estamos. En primer lugar, quiero destacar la gran amabilidad y hospitalidad de sus gentes, siempre dispuestos a ofrecerte  un delicioso té de menta y con una sonrisa a la hora de atenderte. Esto es algo que he podido comprobar por mí, pues al saludar a cualquiera con "Salam aleikum" siempre respondían  con una sonrisa sincera. 


En segundo lugar, también me gustaría hacer mención a la situación de la mujer. Sólo he pasado allí unos pocos días, por lo que puede que mi opinión no se corresponda al cien por cien con la realidad, pero he de remarcar que en ningún momento me he sentido discriminada o rechazada a la hora de relacionarme con alguien del género masculino, ya sea para regatear con un comerciante, hablar con un camarero o preguntar una dirección a un policía. Por otro lado, he podido ver a mujeres que iban a la universidad, algunas con velo y otras sin él. De hecho, la guía turística de la ciudad de Marrakech era, precisamente, una mujer. Ella nos habló de las razones por las que llevaban el velo, entre las cuales se encuentran tanto la religión, la tradición o incluso la moda (el velo que sólo cubre el cabello, el niqab o el burka son propios de creencias más fundamentalistas y eso ya es harina de otro costal, sobre lo que no quiero pronunciarme en este momento). Lo que quiero poner de relieve con esto es que, aunque aún no haya alcanzado la mujer la misma libertad e independencia que en Occidente, se está avanzando en ello.


Tras esta pequeña introducción, me gustaría hablar de las dos principales ciudades en las que se ha centrado mi visita: Fez y Marrakech.


Localizada en el norte de Marruecos, la ciudad de Fez es la tercera del país, con casi un millón de habitantes. Es una de las cuatro ciudades imperiales, junto a Marrakech, Mequinez y Rabat. Fue fundada en el año 789 y cuenta con la universidad más antigua del mundo, que data del año 859, cuyos principales estudios son los religiosos.


Claro ejemplo del país de contrastes que es Marruecos, la ciudad de Fez se encuentra dividida principalmente en tres partes, la medina, el barrio judío y la zona nueva, con grandes avenidas al estilo occidental.



Vista panorámica de la medina de Fez
Sin duda alguna, es la medina la que se lleva toda la atención del viajero, siendo la más antigua de Marruecos, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1981. Pasear por la medina es toda una experiencia que te transporta siglos atrás, casi a la Edad Media, gracias a sus callejuelas laberínticas, abarrotadas de gente, a sus comercios de artesanía, las especias e incluso carnicerías en las que puedes encontrar gallinas vivas...el turista tiene la sensación de viajar en el tiempo. Forma parte de su encanto el escabullirte de los comerciantes, que te persiguen allá donde vayas con sus ofertas...en ese aspecto hay que armarse de paciencia y, si no tienes intención de comprar, es mejor no mostrarse interesados en ningún producto, puesto que perderás tu tiempo y el suyo.


Puertas del Palacio Real
Dentro de la medina se encuentran diversos barrios artesanos, entre los cuales podemos citar los carpinteros, alfareros, curtidores de pieles o trabajos de bronce.









Una de las visitas obligadas en el interior de la medina es la Madraza (en Fez hay tres). Una madraza es una escuela donde se enseña el Corán y todas las asignaturas clásicas del conocimiento: matemáticas, gramática, historia, astronomía, medicina. Las siguientes fotos se corresponden con la Madraza Bou Inania, construida entre 1350 y 1357, siendo la más grande de Fez, que también cuenta con una mezquita.







Otra de las visitas imprescindibles de la medina de Fez es el barrio de los Curtidores, como avanzaba en un párrafo anterior. Es una de las zonas más famosas y visitadas de Fez, ya que allí se encuentran las célebres curtidurías donde se lleva a cabo todo el proceso de transformar las pieles animales en productos de marroquinería. Para ello se sigue un proceso tradicional, consistente en varias etapas en las que se remojan, lavan y frotan las pieles para conseguir que quede un producto imputrescible y suave. Sin embargo, el olor es demasiado intenso, por lo que se proporciona al visitante una ramita de hierbabuena para "engañar" al olfato. A pesar del hedor, la vista merece la pena y resulta un bonito espectáculo.



Mi visita a la ciudad de Fez fue bastante breve, aunque suficiente para captar su belleza, de modo que recomiendo a todo el que esté interesado en viajar a Marruecos que dedique al menos un día para visitar su medina, la experiencia es única.


Quiero despedirme con esta bella imagen de los curtidores y en la próxima entrada contaré mi experiencia en la otra gran ciudad imperial: Marrakech. Desde aquí avanzo que se trata de una urbe que no deja a nadie indiferente.

Un saludo