domingo, 7 de abril de 2013

Anna Karenina de Joe Wright




La historia de Anna Karenina nos traslada a la Rusia del siglo XIX. Anna Arkádievana es una  hermosa aristócrata de la alta sociedad rusa, casada desde muy joven con un influyente miembro del gobierno, el adusto Alekséi Aleksándrovich Karenin, con el cual tiene un hijo al que adora.

Tanto la novela de León Tolstói como la película comienzan con el viaje de Anna Karenina a Moscú para visitar a su hermano, el Príncipe Stepán Arkádyevich Oblonski, conocido como Stiva, para ayudarlo a resolver sus problemas con su esposa, Dolli, quien se encuentra muy alterada tras descubrir las infidelidades de su marido. En la estación de tren su camino se cruza con el del joven y apuesto oficial Alekséi Kiríllovich Vronski (conde Vronski). Desde ese momento, Vronski queda cautivado por la elegante belleza de la dama y, aunque Anna regresa a San Petersburgo junto a su marido y su hijo, el joven la seguirá allá donde vaya, pues la atracción que siente por ella escapa a su control.


Anna Karenina realiza una crítica a la hipocresía y a la doble moral de la alta sociedad rusa de la época, que se refleja en cómo se repudia socialmente a Anna por su adulterio, mientras que muchas de esas personas tenían otras tantas infidelidades.

Respecto a la nueva versión cinematográfica, el director británico Joe Wright ha realizado una arriesgada apuesta en cuanto a la puesta en escena. La historia se cuenta como si de un teatro se tratara. El cambio de una escena a otra se lleva a cabo por tramoyistas, cual espectáculo teatral. Los escenarios y localizaciones tienen lugar, la mayoría de ellos, en las tablas del teatro o entre bambalinas. Incluso la carrera de caballos es recreada en el interior del teatro. Lejos de perjudicar, considero que esta nueva visión del clásico le aporta un toque de frescura y contribuye a mejorar la fluidez de la historia, pues no se pierde tiempo en cambiar de una localización a otra, sino que el trascurso de las diferentes escenas está cuidadosamente elaborado. Realmente, que la acción se desarrolle como si de un espectáculo teatral se tratara poco importa, pues lo más relevante es la historia en sí misma y, de esta forma, los paisajes o localizaciones no le restan ni un ápice de protagonismo a los hechos que se cuentan.

En esta ocasión, Joe Wright ha vuelto a rodearse de un equipo por él conocido, pues la actriz que da vida a Anna Kanrenina es Keira Knightley, quien ya trabajó bajo sus órdenes en Orgullo y Prejuicio (2005) y en Expiación, más allá de la pasión (2007). También repite Matthew Macfadyen, protagonista junto a Knightley en Orgullo y Perjuicio, aunque en la presente película se le reserve un papel más secundario como es el de Stiva, hermano de Anna Karenina. Volviendo a los personajes principales, el conde Vronski es interpretado por Aaron Johnson (Infiltrados en clase, Albert Nobbs, Kick-Ass); mientras que el papel de Karenin es ejecutado por Jude Law (Sherlock Holmes, The Holiday). La magnífica banda sonora, por su parte, corre a cargo de Dario Marianelly, quien ya compusiera la música para otras películas del director, como las citadas Orgullo y Prejuicio Expiación. Entre los pequeños cameos cabe destacar el de Michelle Dockery (conocida por interpretar a Lady Mary en la serie Downton Abbey) y el de la modelo Cara Delevingne.

(Spoilers)

En cuanto a mi opinión, he de señalar que hace ya algunos años que leí la novela de Anna Karenina, pero puedo afirmar que la película es bastante fiel en cuanto al recuerdo que yo tengo de los acontecimientos que en ellas transcurren. Anna Karenina cuenta más que una historia de amor, una historia de pasión y de destrucción. Nunca he sentido compasión por Anna, si bien es cierto que se casa con un hombre mucho mayor que ella, del que no está enamorada y que tiene todo el derecho del mundo a conocer a alguien que le haga sentir toda la intensidad del deseo y la pasión, su comportamiento posterior desvirtúa la posibilidad de que llegue a sentir pena por ella o empatizar con su sufrimiento.

En primer lugar, Anna Karenina es una mujer egoísta y caprichosa. Un ejemplo de ello podemos encontrarlo en la relación con sus hijos: su primer hijo, fruto de su matrimonio, es su tabla de salvación; en él vuelca todo el amor y el cariño que tiene por dar, puesto que su marido puede ser cualquier cosa menos cariñoso con ella. Su hijo es su vida, porque es la única criatura a la que ama y por la que es querida. Sin embargo, posteriormente tiene una hija con el conde Vrosnki y su actitud frente a ella es diferente; en esta ocasión, su hija constituye casi un estorbo, porque le impide vivir plenamente su relación con su amante. Este comportamiento, que en la película puede pasar un poco desapercibido (aunque si se fijan, la niña casi no aparece después de su nacimiento), en la novela se ve reflejado con total claridad.

Por otro lado, Anna es en gran parte culpable de su propio descenso a los infiernos; no por el hecho del adulterio, el cual considero justificado en este caso, sino porque una vez que ha conseguido irse con su amante y puede ser feliz, ella misma desarrolla unos celos enfermizos e infundados, fruto de sus inseguridades; presiona y hostiga a Vronski, consiguiendo malograr su relación. 

Sin embargo, no quiero que con esta crítica al personaje de Anna Karenina parezca que no me gusta la novela o la película, ni mucho menos. La novela es una de mis obras favoritas, el hecho de que Anna sea una mujer con sus debilidades y con sus demonios personales enriquecen la historia, porque presentan a una mujer real: todos no podemos actuar correctamente siempre y en todo momento. El realismo de los personajes de la obra de Tolstói es una de sus principales bazas. Por otro lado, es una gran historia que cuenta un amor de esos que te consumen y que pueden destruirte, pero que el simple hecho de vivirlo hace que tu existencia haya merecido la pena.

Un saludo.