lunes, 11 de noviembre de 2013

Ave, César

El pasado sábado tuvo lugar en Úbeda (Jaén) la representación de la obra de teatro Julio César, en el marco de la XIV Muestra de Teatro de Otoño, que se celebra en la citada ciudad cada año.

Julio César es una obra del célebre e intemporal William Shakespeare, dirigida por Paco Azorín y protagonizada por Mario Gas, Sergio Peris-Mencheta, Tristán Ulloa, Agus Ruiz, Pau Cólera, Carlos Martos, Juan Ceacero y Pedro Chamizo.

La representación se centra en las últimas horas de vida de César, en las manipulaciones y maquinaciones que llevaron hasta su asesinato. La deslealtad, envidia y miedo a quedar sujetos a una tiranía conducen a algunos de sus consejeros más cercanos a planear y cometer el crimen.

La escenografía es sobria, casi austera, dejando todo el protagonismo a quien verdaderamente lo merece: las palabras y los actores. 

La palabra, vehículo de comunicación por excelencia, cobra en Julio César una gran importancia. Se emplea un lenguaje culto, poético, evocador y transmisor de emociones, devolviendo a la misma el estatus que se merece.

En el ámbito interpretativo, la obra está perfectamente ejecutada por cada uno de los ocho actores que participan en la escena. El veterano Mario Gas, en el papel de Julio César, consigue transmitir la magnanimidad de un gran emperador, a la vez que muestra su lado humano y más humilde.

Sergio Peris-Mencheta, interpretando a Marco Antonio, conquista el escenario y al público en cada aparición. Su grave y rotunda voz resuena como el trueno en los dos soliloquios del actor, ambas escenas cargadas de emoción y tensión.

Bruto es representado por Tristán Ulloa, quien capta la esencia de este personaje en sus horas más bajas y difíciles, muestra la pesadumbre por la terrible decisión que ha de tomar por el bien de Roma.

Agus Ruiz encarna a Casio, el verdadero conspirador y artífice de todas las maquinaciones, quien realiza también una gran interpretación e igual de loables son las interpretaciones de Carlos Martos, Juan Ceacero y Pedro Chamizo, pues todos contribuyen a la realización de la mejor obra de teatro que se ha visto hasta el momento. 

Sin ánimo de extenderme más, sólo me queda recomendar a todo el que tenga oportunidad, que acuda a ver Julio César, pues es una obra que por su calidad e intensidad, no dejará a nadie indiferente.

Un saludo.

jueves, 29 de agosto de 2013

Destino de vacaciones: Montpellier

Cambiando un poco la temática de mis últimas entradas y volviendo un poco a los orígenes de este blog, retomo el tema de los viajes. Mi destino de este verano ha sido la ciudad francesa de Montpellier.

Localizada al sur del país galo, es la capital de la región Languedoc-Rossellón y cuenta con una población aproximada de 260.000 habitantes. Montpellier es una ciudad vibrante, llena de vida y bullicio, tanto de día como por la noche, con una gran oferta cultural, monumental y de ocio. Su centro urbano está plagado de callejuelas y en cada una de ellas puedes encontrar algo interesante que fotografiar, desde una iglesia, museo, parque o simplemente una bonita terraza. Esto último ha conseguido "enamorarme" puesto que cada pequeño rincón es aprovechado por bares y otros locales para colocar sus mesas, haciendo de estas terrazas el lugar perfecto para tomar una copa de vino con los amigos y huir del calor del verano.

Sin ánimo de ser exhaustiva, enumeraré los principales lugares de interés, aquellos que (desde mi parecer) ningún viajero debería perderse.

Comenzamos nuestra "ruta" particular en la Place de la Comédie, centro neurálgico de la ciudad. En ella podemos encontrar la llamada Fuente de las Tres Gracias (Aglaé, Euphrosine y Thalie), construida por el escultor Étienne d'Antoine en 1773, que constituye uno de los emblemas de la ciudad. Detrás de la citada fuente, se sitúa la Opéra Comédie (1888), una de las dos óperas que posee Montpellier.


A continuación, en uno de los extremos de la Place de la Comedie comienza la explanada Charles de Gaulle, donde podemos encontrar la oficina de turismo. El parque se trata de un complejo constituido por jardines, varias fuentes, un lago y un par de edificios de exposiciones. Uno de ellos dedicado a la fotografía y el segundo (Espace Dominique Bagouet) a las artes plásticas. Ambos son gratuitos y las exposiciones bastante interesantes. En mi primer día en Montpellier tuve la oportunidad de darme una vuelta por ambos y descubrir la obra del pintor Albert Dubout, la cual es bastante recomendable: lo que más me llamó la atención fueron sus cuadros sobre corridas de toros, cuanto menos originales.

Al extremo de la explanada Charles de Gaulle se halla la Opéra Berlioz, la segunda ópera de Montpellier, construida en 1990, y que también constituye el Palacio de Congresos (1988) que recibe en nombre de Corum. Si continuamos en esta dirección, bajando unas escaleras que conectan la explanada con la parada de tranvía del Corum, nos encontramos con el Jardin des Potiers, un jardín arqueológico medieval que cuenta con los vestigios de la Iglesia del Espíritu Santo (siglo XIII) y de la Puerta de Pila Saint Gély (siglo XIV).

Bordeando los muros exteriores del casco viejo, otro edificio que llama nuestra atención es el Agora; antiguo convento de las Ursulinas, construido en 1641, fue convertido en una prisión de mujeres en la Revolución y, actualmente, constituye el Centro Nacional de Coreografía y la Ciudad Internacional de la Danza.

Continuando nuestro camino, llegamos hasta el Bulevar Henri IV, donde se encuentra el jardín botánico o Jardin des Plantes, una visita totalmente recomendable para desconectar del bullicio y del ruido de la ciudad, descansar un momento rodeados de su vegetación y dar un reconfortante paseo bajo la sombra de sus arboledas (algo que se agradece en verano). Justo en la acera de enfrente se localiza la facultad de medicina y, detrás de la misma, la Catedral de San Pedro (Cathédrale Saint-Pierre); el Papa Urbano V hizo construir en 1364 un monasterio y su correspondiente iglesia, que posteriormente, sería transformada en catedral en 1536. De esta catedral lo que sorprende es su inusual pórtico principal, así como el colorido de sus vidrieras.











A pocos metros del citado jardín botánico se encuentra la Place Royale du Peyrou, dominada por la estatua ecuestre de Luis XIV y con el Château de l'eau y el acueducto de San Clemente al fondo. Es un parque perfecto para ir al atardecer, a contemplar la puesta de sol mientras disfrutas de una buena copa de vino, sentados en el césped junto a los amigos... muy bohemio y muy francés todo.








Enfrente del parque y como puerta de acceso al centro histórico de la ciudad, se erige el Arco del Triunfo, construido a finales del siglo XVII, en honor de Luis XIV. Junto a él, encontramos el Palacio de Justicia, edificio de estilo neo-clásico, construido en 1853 y que ocupa el antiguo emplazamiento del Château des Guilhem.


Abandonando el casco histórico de Montpellier, emprendemos el camino hacia otra de las zonas más emblemáticas de la urbe: Antigone. Se trata de un barrio de estilo neo-clásico, diseñado por el arquitecto catalán Ricardo Bofill. Supone una ruptura total con el estilo predominante en el centro histórico, que recuerda en algunos momentos a las ciudades de la antigua Grecia o Roma, inspiración que se manifiesta en las esculturas que adornan sus calles, dedicadas a dioses griegos como Poseidón o Diana. Además, aquí podemos encontrar la Mediateca Central Émile Zola y la piscina olímpica. Antigone concluye con la Place de l'Europe, una plaza flanqueada en uno de sus lados por un edificio en forma de semicírculo y, en el otro extremo, por el río Lez.






Para los amantes del arte, Montpellier cuenta con muchas galerías, museos y centros de exposiciones, aunque el más relevante y de visita obligada es el Museo Fabre, fundado en 1825 por el pintor local François-Xavier Fabre. El museo cuenta con una gran colección de obras de todos los momentos y corrientes artísticas, pudiendo destacar obras de autores como Rubens, Zurbarán, Delacroix, Monet, Sisley, Degas, Manet o Duchamp. Así mismo, hasta octubre de 2013, el museo cuenta con una exposición dedicada al pintor impresionista Signac, en conmemoración del 150 aniversario de su nacimiento.

En cuanto a lugares de ocio, cabe mencionar el centro comercial Odysseum, al que se puede llegar a través del tranvía, y que aglutina casi todas las tiendas de moda, cafés y restaurantes. En sus proximidades también se encuentra el aquarium Mare Nostrum, el planetario y algunas otras instalaciones de recreo. El otro centro comercial lo encontramos en el centro, el Polygone, que une la explanada Charles de Gaulle con Antigone.

Respecto a la vida nocturna, algo muy importante de una ciudad, sobre todo si vamos de vacaciones, Montpellier ofrece una gran cantidad de alternativas para todos los gustos. Todas las calles del centro están plagadas de bares, restaurantes y pubs de todas clases y estilos. Como recomendación: buscad los locales que estén un poco más alejados de la Place de la Comédie, porque serán algo más económicos. Hay que tener en cuenta que Montpellier es una ciudad cara, pero aún así se pueden encontrar establecimientos con precios razonables.

Otra de las ofertas nocturnas/ enológicas/ gastronómicas más importantes e interesantes de Montpellier son Les Estivales. Se trata de una degustación de vinos de la región que tiene lugar en la explanada Charles de Gaulle todos los viernes, durante el verano. Parece una pequeña feria, con puestos de artesanía, bisutería, comida, conciertos en directo y, por supuesto, vino. Por el módico precio de 5€ compras una copa y tres tickets para canjearlos por vino. Prácticamente toda la ciudad acude a este evento, por lo que la animación y el buen ambiente están garantizados.

Soy consciente de que me dejo muchas cosas en el tintero acerca de Montpellier y sus alrededores, pero me conformo con haber despertado la curiosidad del lector acerca de esta ciudad. 

Montpellier ha sido la primera ciudad francesa que he conocido, pero su estilo de vida, sus calles y arquitectura me ha cautivado, así que prometo que no será la última visita al país galo. 


Un saludo.








sábado, 3 de agosto de 2013

Las flores de la guerra (Flowers of War)


Ha pasado bastante tiempo desde que escribiera mi última entrada. Mi artículo de regreso ha tenido que esperar a que encontrara algún tema lo suficientemente interesante, algo sobre lo que mereciera la pena escribir. Por fin puedo afirmar: ¡lo conseguí!

El tema en cuestión que ha conseguido sacarme de mi letargo "bloggero" es el filme chino Las flores de la guerra, protagonizada por uno de mis actores fetiche, el galés Christian Bale (Batman). Llevaba mucho tiempo queriendo ver esta película, más o menos desde que supe de su existencia allá por el año 2011. En España no se estrenó hasta el presente año, hace ya algunos meses; pero muy a mi pesar, no llegó a las salas de cine de mi ciudad, como tantas otras buenas películas que se quedan por el camino. Por eso he tenido que esperar hasta que la misma ha estado disponible para alquiler en Internet.

Las flores de la guerra, adaptación de la novela Las trece mujeres de Nankín, está basada en acontecimientos reales, que sucedieron en 1937, en la guerra mantenida entre China y Japón. La acción se localiza en la ciudad china de Nankín, que está siendo tomada por el ejército japonés, aunque aún queda algún escuadrón chino que intenta defenderla de los invasores. En este estado de los hechos, llega a la misma John (Christian Bale), ciudadano americano que trabaja en una funeraria, para enterrar al difunto párroco de la iglesia católica de Nankín.

(Spoilers)

En la citada parroquia, John se encuentra con un grupo de niñas, estudiantes del convento, que se refugian de la guerra bajo la protección que les ofrece las puertas de la iglesia. Ante estas mismas puertas llega un grupo de prostitutas, buscando el mismo amparo frente a la violencia de la guerra.

Las terribles acciones del ejército japonés hacen que John se erija en protección de ambos colectivos de mujeres, haciéndose pasar por el párroco, puesto que el ser americano supone una cierta garantía de seguridad.

John aceptará la presencia de las prostitutas en la parroquia; situación que, en un principio, producirá conflictos con las estudiantes. La educación conservadora y católica que han recibido las niñas contrasta con el exotismo y la sensualidad de las prostitutas. Sin embargo, las mutuas necesidades y los miedos comunes harán que aprendan a valorarse unas a otras, empezarán a conocerse, disminuyendo sus diferencias y dándose  la oportunidad de aprender el significado del sacrificio y el honor. Las prostitutas se solidarizarán con los problemas a los que se enfrentan las estudiantes, pues no son más que el reflejo de la infancia que a ellas mismas les robaron, una infancia a la que aquellas niñas ya no podrán volver después de vivir los horrores de la guerra.

Las flores de la guerra es una buena película, otra más que narra los horrores de la guerra, especialmente los sufridos por las mujeres. Es una historia intimista, que muestra los miedos, cobardías y heroicidades que el ser humano es capaz de llevar a cabo en situaciones extremas, así como los conflictos personales y morales a los que el individuo se enfrenta: el sentido de supervivencia frente al de protección, el egoísmo o la cobardía frente a la valentía, presentada a través de pequeñas acciones y gestos desinteresados.

A pesar de que la historia se desarrolla casi en su totalidad, dentro de los muros de la parroquia, las más de dos horas del filme transcurren sin que el espectador caiga en el tedio. El guión está bien planteado, la acción y los personajes atrapan al espectador, consiguiendo la empatía del mismo con las vicisitudes de los protagonistas. También es de admirar su fotografía, que aporta algunas imágenes bastante bellas, en contraste con otras que nos muestran la desgarradora cara de la guerra

Desde mi más humilde opinión, recomiendo esta película a todos aquellos que les guste el cine bélico, las historias sencillas pero con profundidad o a los que simplemente disfruten con una buena película, al margen de las "americanadas" de turno que llenan las salas de cine y la parrilla televisiva (algunas de ellas también son buenas o, al menos entretenidas).



Como despedida, os dejo con su trailer, para ir abriendo boca. Espero que os guste tanto como a mí.

Un saludo.




domingo, 7 de abril de 2013

Anna Karenina de Joe Wright




La historia de Anna Karenina nos traslada a la Rusia del siglo XIX. Anna Arkádievana es una  hermosa aristócrata de la alta sociedad rusa, casada desde muy joven con un influyente miembro del gobierno, el adusto Alekséi Aleksándrovich Karenin, con el cual tiene un hijo al que adora.

Tanto la novela de León Tolstói como la película comienzan con el viaje de Anna Karenina a Moscú para visitar a su hermano, el Príncipe Stepán Arkádyevich Oblonski, conocido como Stiva, para ayudarlo a resolver sus problemas con su esposa, Dolli, quien se encuentra muy alterada tras descubrir las infidelidades de su marido. En la estación de tren su camino se cruza con el del joven y apuesto oficial Alekséi Kiríllovich Vronski (conde Vronski). Desde ese momento, Vronski queda cautivado por la elegante belleza de la dama y, aunque Anna regresa a San Petersburgo junto a su marido y su hijo, el joven la seguirá allá donde vaya, pues la atracción que siente por ella escapa a su control.


Anna Karenina realiza una crítica a la hipocresía y a la doble moral de la alta sociedad rusa de la época, que se refleja en cómo se repudia socialmente a Anna por su adulterio, mientras que muchas de esas personas tenían otras tantas infidelidades.

Respecto a la nueva versión cinematográfica, el director británico Joe Wright ha realizado una arriesgada apuesta en cuanto a la puesta en escena. La historia se cuenta como si de un teatro se tratara. El cambio de una escena a otra se lleva a cabo por tramoyistas, cual espectáculo teatral. Los escenarios y localizaciones tienen lugar, la mayoría de ellos, en las tablas del teatro o entre bambalinas. Incluso la carrera de caballos es recreada en el interior del teatro. Lejos de perjudicar, considero que esta nueva visión del clásico le aporta un toque de frescura y contribuye a mejorar la fluidez de la historia, pues no se pierde tiempo en cambiar de una localización a otra, sino que el trascurso de las diferentes escenas está cuidadosamente elaborado. Realmente, que la acción se desarrolle como si de un espectáculo teatral se tratara poco importa, pues lo más relevante es la historia en sí misma y, de esta forma, los paisajes o localizaciones no le restan ni un ápice de protagonismo a los hechos que se cuentan.

En esta ocasión, Joe Wright ha vuelto a rodearse de un equipo por él conocido, pues la actriz que da vida a Anna Kanrenina es Keira Knightley, quien ya trabajó bajo sus órdenes en Orgullo y Prejuicio (2005) y en Expiación, más allá de la pasión (2007). También repite Matthew Macfadyen, protagonista junto a Knightley en Orgullo y Perjuicio, aunque en la presente película se le reserve un papel más secundario como es el de Stiva, hermano de Anna Karenina. Volviendo a los personajes principales, el conde Vronski es interpretado por Aaron Johnson (Infiltrados en clase, Albert Nobbs, Kick-Ass); mientras que el papel de Karenin es ejecutado por Jude Law (Sherlock Holmes, The Holiday). La magnífica banda sonora, por su parte, corre a cargo de Dario Marianelly, quien ya compusiera la música para otras películas del director, como las citadas Orgullo y Prejuicio Expiación. Entre los pequeños cameos cabe destacar el de Michelle Dockery (conocida por interpretar a Lady Mary en la serie Downton Abbey) y el de la modelo Cara Delevingne.

(Spoilers)

En cuanto a mi opinión, he de señalar que hace ya algunos años que leí la novela de Anna Karenina, pero puedo afirmar que la película es bastante fiel en cuanto al recuerdo que yo tengo de los acontecimientos que en ellas transcurren. Anna Karenina cuenta más que una historia de amor, una historia de pasión y de destrucción. Nunca he sentido compasión por Anna, si bien es cierto que se casa con un hombre mucho mayor que ella, del que no está enamorada y que tiene todo el derecho del mundo a conocer a alguien que le haga sentir toda la intensidad del deseo y la pasión, su comportamiento posterior desvirtúa la posibilidad de que llegue a sentir pena por ella o empatizar con su sufrimiento.

En primer lugar, Anna Karenina es una mujer egoísta y caprichosa. Un ejemplo de ello podemos encontrarlo en la relación con sus hijos: su primer hijo, fruto de su matrimonio, es su tabla de salvación; en él vuelca todo el amor y el cariño que tiene por dar, puesto que su marido puede ser cualquier cosa menos cariñoso con ella. Su hijo es su vida, porque es la única criatura a la que ama y por la que es querida. Sin embargo, posteriormente tiene una hija con el conde Vrosnki y su actitud frente a ella es diferente; en esta ocasión, su hija constituye casi un estorbo, porque le impide vivir plenamente su relación con su amante. Este comportamiento, que en la película puede pasar un poco desapercibido (aunque si se fijan, la niña casi no aparece después de su nacimiento), en la novela se ve reflejado con total claridad.

Por otro lado, Anna es en gran parte culpable de su propio descenso a los infiernos; no por el hecho del adulterio, el cual considero justificado en este caso, sino porque una vez que ha conseguido irse con su amante y puede ser feliz, ella misma desarrolla unos celos enfermizos e infundados, fruto de sus inseguridades; presiona y hostiga a Vronski, consiguiendo malograr su relación. 

Sin embargo, no quiero que con esta crítica al personaje de Anna Karenina parezca que no me gusta la novela o la película, ni mucho menos. La novela es una de mis obras favoritas, el hecho de que Anna sea una mujer con sus debilidades y con sus demonios personales enriquecen la historia, porque presentan a una mujer real: todos no podemos actuar correctamente siempre y en todo momento. El realismo de los personajes de la obra de Tolstói es una de sus principales bazas. Por otro lado, es una gran historia que cuenta un amor de esos que te consumen y que pueden destruirte, pero que el simple hecho de vivirlo hace que tu existencia haya merecido la pena.

Un saludo.









martes, 26 de marzo de 2013

El final del desfile (Parade's end)

«Los protagonistas de esta historia son Sylvia y Christopher Tietjens, un matrimonio en crisis. Él es el último defensor de las esencias victorianas; ella desprecia los valores tradicionales. Pero entra en escena Valentine Wannop, una feminista y sufragista que acabará siendo la persona más importante en la vida de Christopher Tietjens. A una compleja trama psicológica y sentimental se unen el estallido de la guerra y las experiencias de Christopher en el terrible submundo de las trincheras, donde las ideas como el horror, la patria, el amor, el matrimonio, el deseo o la amistad acompañan al protagonista en su particular descenso a los infiernos. De allí saldrá para encontrarse con un nuevo mundo, devastado, interrogante» (sipnosis extraída de la editorial Debolsillo).



El final del desfile es una novela totalmente atípica y bastante compleja, con una redacción un tanto enrevesada en muchas ocasiones, saltos en el tiempo (de hecho, el autor, Ford Madox Ford, fue pionero en el uso de saltos temporales complejos y en la combinación de distintos puntos de vista); sin embargo, su trama es bastante interesante y cautivadora, una vez que logras empatizar con los protagonistas y su forma de pensar y actuar.

La novela está estructurada en cuatro libros, titulados respectivamente: "Hay quien no", "No más desfiles", "Se podría estar de pie" y "El toque de retreta". En ellos se desarrolla la historia del triángulo amoroso formado por Sylvia Tietjens, Christopher Tietjens y Valentine Wannop, con el contexto histórico de la I Guerra Mundial como telón de fondo.


Sylvia Tietjens es descrita como una mujer muy hermosa e inteligente, malvada, egoísta, frívola, caprichosa y que utiliza su belleza para conseguir que los hombres actúen a su voluntad. Es la esposa de Christopher, al cual aborrece y detesta, siendo una de sus principales aficiones atormentar a su marido, ya sea siéndole infiel o, simplemente, haciendo cualquier cosa que pueda perjudicarle.

Christopher Tietjens es un personaje bastante peculiar, se podría decir que es casi un antihéroe: un hombre muy inteligente, un intelectual y un gran estadista, algo torpe (a veces es descrito como si fuera un pesado fardo de harina); un auténtico tory inglés, por lo que es una persona muy conservadora y casi dieciochesco, como él mismo se describe en la novela. Su inteligencia e integridad, así como su poco interés en el dinero, a veces le granjea el recelo de sus semejantes.Tiene unas fuertes convicciones, por lo que siempre va a actuar conforme a sus principios, aunque ello resulte incomprensible para quienes le rodean. Es un buen hombre, lo que le lleva a ignorar las infidelidades de su esposa, simplemente porque considera que debe salvaguardar el honor de la madre de su hijo.

Y, finalmente, Valentine Wannop. Ella es una muchacha más joven que Christopher, también muy inteligente y culta, hija de un profesor que, a su vez, era amigo del padre de Christopher y también del propio Christopher. Valentine es sufragista, defensora de los derechos de las mujeres, pacifista, así como una mujer independiente, fuerte y con ideas propias. 


Christopher y Valentine son almas gemelas, con los mismos intereses y personalidades similares, ambos son capaces de entenderse sin ni siquiera hablar y se enamoran desde el mismo momento en que se conocen. Pero Christopher es un hombre casado, por lo que deben luchar contra sus propias convicciones morales, por no hablar de las "malas lenguas" que se encargan de difamar incluso el sentimiento más puro. 

En la novela se hace un retrato de la sociedad de principios del siglo XX, una época de cambio y transición, marcada por el estallido de la Primera Guerra Mundial. Nos traslada al caos de las trincheras, el miedo y la desesperación de los soldados. También se refleja la hipocresía de las clases altas, la frivolidad de alguna gente acaudalada y la predisposición al rechazo de quien piensa o actúa de una manera diferente.

Como señalaba al principio, es una novela muy compleja, porque así lo son sus personajes, de modo que el autor refleja el complicado modo de discurrir de cada personaje. Se emplean muchas citas y referencias a escritores, pintores o hechos históricos, pero gracias a las notas del traductor, no suponen un impedimento para la lectura.

En cuanto a mi opinión personal, tengo que reconocer que a pesar de su complejidad, es una novela que me ha gustado bastante; tengo predilección por la literatura británica y por este tipo de personajes fuera de lo común, así como las historias en que se plantean conflictos morales por sus estrictas convicciones. Sin embargo, requiere un gran esfuerzo de concentración y alguna que otra consulta al diccionario...


Como apunte final, quiero añadir que conocí de la existencia de esta obra a través de la serie de la BBC del mismo título (Parade's end), que lamentablemente no está en español y no tengo noticias de que vaya a ser emitida en nuestro país. En la serie, Benedict Cumberbatch (Sherlock), interpreta a Christopher Tietjens, papel que le viene como anillo al dedo. Rebecca Hall (Vicky Cristina Barcelona), da vida a la pérfida Sylvia, mientras que Adelaide Clemens interpreta a la joven sufragista Valentine Wannop.

                    

sábado, 19 de enero de 2013

Misión Olvido


«Misión Olvido cruza fronteras y tiempos para hablarnos de pérdidas, coraje, segundas oportunidades y reconstrucción. Una historia luminosa a caballo entre los años cincuenta y el fin del siglo XX que transita por España y California desplegando intrigas imprevistas, amores entrecruzados y personajes cargados de pasión y humanidad » (Ediciones Temas de Hoy).

Misión Olvido cuenta la historia de tres personajes cuyas vidas se entrecruzan, aunque la protagonista central es Blanca Perea, profesora de Universidad de mediana edad que ve como su vida se derrumba cuando su marido decide separarse de ella. Incapaz de seguir adelante en su entorno de siempre, decide escapar y acepta una beca para trabajar en la Universidad de Santa Cecilia, California, Estados Unidos... lo suficientemente lejos como para recomponer su corazón maltrecho.

La función de Blanca en la Universidad de Santa Cecilia va a consistir en clasificar los documentos y todo el trabajo dejado, tras su muerte años atrás, por el profesor Andrés Fontana. El citado profesor es otro de los personajes centrales de esta novela, pues se dedican varios capítulos a narrar desde sus humildes orígenes en la España de los años veinte hasta su posterior emigración a Estados Unidos, donde se convierte en un importante profesor de Literatura.


Daniel Carter es el tercer vértice de esta historia. Fue alumno de Fontana, que le transmitió su pasión por la literatura española. Muestra un especial interés en el trabajo que Blanca está realizando sobre el legado de su antiguo profesor y mentor, por lo que intenta colaborar con ella y orientarla en algún que otro aspecto sobre la vida personal y académica del profesor Fontana. La novela ocupa varios capítulos en relatar la vida de Daniel Carter, así como su estancia en una España sumida en la dictadura, mientras preparaba su tesina sobre el autor español Ramón J. Sender.

Tras analizar las tres principales tramas sobre las que se desarrolla la historia, creo conveniente aportar mi opinión personal. 

Misión Olvido es una novela correcta en su estilo y en la forma, aunque no ha llegado a emocionarme o interesarme tanto como esperaba. He de reconocer que mis expectativas respecto a esta novela de María Dueñas eran bastante elevadas, pues tras devorar (que no leer) su anterior obra, El tiempo entre costuras, creía que su última publicación sería igual de cautivadora... pero me equivocaba. Mientras leía, tenía la sensación de que faltaba algo; no logré empatizar con los personajes, al contrario que con su anterior novela. Las comparaciones son odiosas, pero es cierto que con El tiempo entre costuras puso el listón muy alto.

No obstante, he de romper una lanza a favor de esta novela señalando que es una obra cómoda de leer, una historia a tres tiempos pero que no se hace difícil de seguir el hilo argumental. Tiene una lectura ligera y amena, entretenida (que no es poco); los últimos capítulos son los más emocionantes y con ello se mitiga un poco esa chispa que le faltaba a la historia.

A pesar de lo dicho, me gusta la forma de escribir de María Dueñas, así que leeré con agrado el próximo libro que publique.

Un saludo.

jueves, 10 de enero de 2013

Siempre el mismo día (One Day)


«15 de julio. Emma y Dexter se encuentran la noche de su graduación. Mañana tienen que seguir cada uno por su propio camino. ¿Pero dónde estarán este mismo día el año siguiente? ¿Y el otro? ¿Y cada año que sigue?» (Editorial Maeva).


Con esta premisa comienza Siempre el mismo día, de David Nichols, una de las mejores novelas contemporáneas que he tenido la oportunidad de leer. Conocí esta historia a través del cine, como tantas otras veces, aunque en esta ocasión, leí primero el libro antes de ver la película. 

Un día curioseando por Internet me topé con el trailer de One Day y no pude evitar sentir curiosidad por esta historia original no por el contenido, sino por la forma. De modo que como todavía quedaba mucho tiempo para que estrenaran la película en España (esto fue hace más de un año), decidí adquirir la novela... cuya lectura me duró menos de una semana.


One Day (título original de Siempre el mismo día) cuenta la historia de Emma Morley y Dexter Mayhew. Em y Dex se conocen un 15 de julio de 1988, en Edimburgo, tras la fiesta de graduación de la Universidad. Ella es una chica de clase trabajadora que sueña con hacer del mundo un lugar mejor, mientras que él es un joven don Juan,  de una familia acomodada, con ganas de comerse el mundo. Pasan juntos esa noche, hablando, riendo... con la intención de consumar algo, que acaba sin ser consumado, simplemente porque pasa su momento. 

A partir de ahí, la novela nos va contando los avatares en la vida de cada uno de sus protagonistas durante los siguientes veinte años, pero siempre centrándose en los hechos que ocurren el 15 de julio. Algunos años están juntos, en otros tienen sus propias historias por separado, aunque nunca pierden el contacto del todo, siempre hay un vínculo que los une: su gran amistad y el aprecio que sienten el uno por el otro.

Siempre el mismo día cuenta una historia sencilla, fácil de leer, aunque no por ello deja de ser una obra inteligente, divertida y conmovedora en algunos momentos. Es una novela realista, con ella ves cómo los protagonistas van evolucionando con la edad (a mejor o a peor, según el caso y el momento). Aunque está escrita en un tono ligero, las cuestiones que trata no son banales y superficiales, sino que te hace reflexionar en algunas ocasiones sobre tu propia vida. 

Pero si algo tuviera que destacar, sería la cercanía; es una obra cercana porque los problemas de los protagonistas son los mismos que se nos podría plantear a cualquier persona de entre los 20 y 30 años: terminas la universidad y te planteas qué hacer con tu vida; tienes grandes expectativas sobre tu futuro, aunque no sabes bien cómo conseguirlas... por no decir de las relaciones sentimentales. Por esa cercanía es fácil empatizar con los personajes (¿qué chica no se siente identificada con Emma?) y por ese motivo también, Emma y Dexter se convierten en dos personajes muy entrañables. El autor consigue que te sientas cómplice en la historia de Em y Dex, tanto que cuando terminas la lectura de la novela sientes como si los echaras de menos.

No he querido entrar en más detalles acerca del argumento, porque prefiero que sea el propio lector quien descubra esta novela por sí mismo. Considero que de desvelar más sobre su contenido podría "estropear la sorpresa".

Sin embargo, respecto a mi opinión personal, sí que quiero dejar constancia de que es una de las novelas que más me ha conmovido, que me hizo llorar desconsoladamente hasta tener que cerrar el libro porque las lágrimas me impedían continuar leyendo (puede que también influyera mi estado anímico de aquel día, quién sabe).

Acerca del final, sólo decir que me gusta como el autor termina el libro... considero que es realista, justo y emotivo.

Como he señalado al principio, Siempre el mismo día también ha sido llevada a la gran pantalla y los personajes de Emma y Dexter son interpretados por Anne Hathaway y Jim Sturgess, dirigidos por Lone Scherfig (An Education). 

La película está bastante bien, aunque puede que no llegue al nivel de complicidad con el espectador creado en la novela y tiene que pasar por alto por muchos momentos, logra captar la esencia de la historia, del carácter de los personajes y de la química entre Emma y Dexter, lo cual ya es bastante para una adaptación. 

Personalmente, a mí me encanta la película... es la típica que podría ver veinte veces sin cansarme. Anne Hathaway es una gran actriz y da fuerza y carácter a todos sus personajes. Por lo que respecta a Jim Sturgess, logra transmitir la esencia de Dexter, su frescura y su "cara dura" simpática, aunque también sus momentos más oscuros y menos alegres.

Sin ánimo de extenderme más, recomiendo este libro a los amantes de las historias románticas un tanto atípicas y por ello, más especiales si cabe.

Un saludo.