viernes, 27 de enero de 2012

BlackBerry versus Buena Educación

Aprovechando que tengo un rato libre y que mis neuronas no tienen más ganas de estudiar, quiero llamar la atención sobre un tema que me empieza a sacar de quicio: las BlackBerry. 

Desde que salieron a la venta estos aparatitos telefónicos tan monos estamos dejando dejando de lado nuestra buena educación. Procedo a explicar esta afirmación tan categórica.

El móvil se ha convertido en un compañero inseparable...esto es un hecho al que los de mi generación (el 87, que tampoco es tanto) estamos acostumbrados. Pero esta dependencia se nos está yendo de las manos, señores. No voy a entrar a analizar el por qué un niño de diez años (o incluso menos) va al colegio con móvil...cuando ni siquiera debería tenerlo, pero eso es harina de otro costal. 

Voy a centrarme en los adultos, los cuales estamos perdiendo poco a poco nuestros modales y el respeto por los demás. Como argumentación, paso a describir una situación cotidiana, que más de uno identificaremos: 


Sábado por la noche, has quedado con tus amigos para dar una vuelta, despejarte y olvidarte de la rutina de la semana. Vais a un bar a tomar algo y PRIMERA FALTA: te sientas, sacas el móvil y lo plantas encima de la mesa... ¿acaso eres el Presidente de la CIA y estás esperando la llamada que confirme el éxito de una misión supersecreta que va a salvar la vida a millones de personas? No, solo que éste gesto se ha convertido en una costumbre para muchos (debe entenderse exceptuado el Presidente de la CIA, a él le perdono que ponga el móvil encima de la mesa). Con ese sencillo acto, estás poniendo de manifiesto que cualquier mensaje que pueda llegarte (SMS, whatsapp...) es mucho más interesante que lo que puedan aportar tus amigos presentes. 










Posteriormente, en un determinado momento de la cena, notas cómo los amigos van desconectando de la conversación general para consultar algo en sus respectivas BB o iphones (los dos me valen, que ambos tienen internet). Aquí vendría la SEGUNDA FALTA, resulta irónico salir con los amigos y acabar sin poder hablar con nadie porque todos están con la cabeza metida en el móvil..., que os vais a dejar la vista en la pantalla, por favor. 


La TERCERA FALTA y, para mí la más importante, tiene lugar cuando estás en plena conversación con alguien, concentrada en tu relato (aunque sea una tontería), para acabar dándote cuenta que tu interlocutor está mandando mensajitos por el famoso whatsapp, significado: lo que puedas contarme no me interesa, así que me voy a hablar con otro. 

Hemos pasado del tú habla, que yo hago como que te escucho, a mostrar directamente nuestra apatía por relacionarnos con otra persona. El verdadero problema es que no nos damos cuenta de esta conducta, la aceptamos como normal, cuando no lo es. No es necesario estar conectado a las redes sociales incluso cuando estás fuera de casa...el problema es que se nos ha creado esa necesidad.

La industria tiene que vender y obtener beneficios ¿cómo? Haciéndonos dependientes de sus productos. Si no tienes determinado móvil te conviertes en una especie de paria de la sociedad, te mantienes al margen de conversaciones que se centran en whatsapp o aplicaciones varias que incluyen las citadas máquinas, de las cuales no estoy muy al día, pues el móvil de que dispongo es un Alcatel con un diseño similar al de la BlackBerry (principalmente porque buscaba un móvil con teclado, que la pantalla táctil es una porquería), con wifi, pero sin tarifa de internet...¿para qué quiero yo eso en el móvil teniendo un ordenador portátil estupendo?

Amigos míos, si os queréis poner en contacto conmigo, me mandáis un mensaje a Facebook o Tuenti (a eso sí he sucumbido), si es muy urgente, me llamáis por teléfono y si no queréis gastar dinero, llamáis al fijo que, por ahora, sale gratis; porque esa es una de las excusas que suelen poner...es que el whatsapp me sale gratis...si estás pagando una tarifa de internet de no sé cuantos euros, el dichoso whatsapp no te sale gratis, lo has pagado por adelantado.

Un atento saludo.




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