El pasado sábado tuvo lugar en Úbeda (Jaén) la representación de la obra de teatro Julio César, en el marco de la XIV Muestra de Teatro de Otoño, que se celebra en la citada ciudad cada año.
Julio César es una obra del célebre e intemporal William Shakespeare, dirigida por Paco Azorín y protagonizada por Mario Gas, Sergio Peris-Mencheta, Tristán Ulloa, Agus Ruiz, Pau Cólera, Carlos Martos, Juan Ceacero y Pedro Chamizo.
La representación se centra en las últimas horas de vida de César, en las manipulaciones y maquinaciones que llevaron hasta su asesinato. La deslealtad, envidia y miedo a quedar sujetos a una tiranía conducen a algunos de sus consejeros más cercanos a planear y cometer el crimen.
La escenografía es sobria, casi austera, dejando todo el protagonismo a quien verdaderamente lo merece: las palabras y los actores.
La palabra, vehículo de comunicación por excelencia, cobra en Julio César una gran importancia. Se emplea un lenguaje culto, poético, evocador y transmisor de emociones, devolviendo a la misma el estatus que se merece.
En el ámbito interpretativo, la obra está perfectamente ejecutada por cada uno de los ocho actores que participan en la escena. El veterano Mario Gas, en el papel de Julio César, consigue transmitir la magnanimidad de un gran emperador, a la vez que muestra su lado humano y más humilde.
Sergio Peris-Mencheta, interpretando a Marco Antonio, conquista el escenario y al público en cada aparición. Su grave y rotunda voz resuena como el trueno en los dos soliloquios del actor, ambas escenas cargadas de emoción y tensión.
Bruto es representado por Tristán Ulloa, quien capta la esencia de este personaje en sus horas más bajas y difíciles, muestra la pesadumbre por la terrible decisión que ha de tomar por el bien de Roma.
Agus Ruiz encarna a Casio, el verdadero conspirador y artífice de todas las maquinaciones, quien realiza también una gran interpretación e igual de loables son las interpretaciones de Carlos Martos, Juan Ceacero y Pedro Chamizo, pues todos contribuyen a la realización de la mejor obra de teatro que se ha visto hasta el momento.
Sin ánimo de extenderme más, sólo me queda recomendar a todo el que tenga oportunidad, que acuda a ver Julio César, pues es una obra que por su calidad e intensidad, no dejará a nadie indiferente.
Un saludo.
La palabra, vehículo de comunicación por excelencia, cobra en Julio César una gran importancia. Se emplea un lenguaje culto, poético, evocador y transmisor de emociones, devolviendo a la misma el estatus que se merece.
En el ámbito interpretativo, la obra está perfectamente ejecutada por cada uno de los ocho actores que participan en la escena. El veterano Mario Gas, en el papel de Julio César, consigue transmitir la magnanimidad de un gran emperador, a la vez que muestra su lado humano y más humilde.
Sergio Peris-Mencheta, interpretando a Marco Antonio, conquista el escenario y al público en cada aparición. Su grave y rotunda voz resuena como el trueno en los dos soliloquios del actor, ambas escenas cargadas de emoción y tensión.
Bruto es representado por Tristán Ulloa, quien capta la esencia de este personaje en sus horas más bajas y difíciles, muestra la pesadumbre por la terrible decisión que ha de tomar por el bien de Roma.
Agus Ruiz encarna a Casio, el verdadero conspirador y artífice de todas las maquinaciones, quien realiza también una gran interpretación e igual de loables son las interpretaciones de Carlos Martos, Juan Ceacero y Pedro Chamizo, pues todos contribuyen a la realización de la mejor obra de teatro que se ha visto hasta el momento.
Sin ánimo de extenderme más, sólo me queda recomendar a todo el que tenga oportunidad, que acuda a ver Julio César, pues es una obra que por su calidad e intensidad, no dejará a nadie indiferente.
Un saludo.
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