La historia de Anna Karenina nos traslada a la Rusia del siglo XIX. Anna Arkádievana es una hermosa aristócrata de la alta sociedad rusa, casada desde muy joven con un influyente miembro del gobierno, el adusto Alekséi Aleksándrovich Karenin, con el cual tiene un hijo al que adora.

Anna Karenina realiza una crítica a la hipocresía y a la doble moral de la alta sociedad rusa de la época, que se refleja en cómo se repudia socialmente a Anna por su adulterio, mientras que muchas de esas personas tenían otras tantas infidelidades.
Respecto a la nueva versión cinematográfica, el director británico Joe Wright ha realizado una arriesgada apuesta en cuanto a la puesta en escena. La historia se cuenta como si de un teatro se tratara. El cambio de una escena a otra se lleva a cabo por tramoyistas, cual espectáculo teatral. Los escenarios y localizaciones tienen lugar, la mayoría de ellos, en las tablas del teatro o entre bambalinas. Incluso la carrera de caballos es recreada en el interior del teatro. Lejos de perjudicar, considero que esta nueva visión del clásico le aporta un toque de frescura y contribuye a mejorar la fluidez de la historia, pues no se pierde tiempo en cambiar de una localización a otra, sino que el trascurso de las diferentes escenas está cuidadosamente elaborado. Realmente, que la acción se desarrolle como si de un espectáculo teatral se tratara poco importa, pues lo más relevante es la historia en sí misma y, de esta forma, los paisajes o localizaciones no le restan ni un ápice de protagonismo a los hechos que se cuentan.

(Spoilers)

En primer lugar, Anna Karenina es una mujer egoísta y caprichosa. Un ejemplo de ello podemos encontrarlo en la relación con sus hijos: su primer hijo, fruto de su matrimonio, es su tabla de salvación; en él vuelca todo el amor y el cariño que tiene por dar, puesto que su marido puede ser cualquier cosa menos cariñoso con ella. Su hijo es su vida, porque es la única criatura a la que ama y por la que es querida. Sin embargo, posteriormente tiene una hija con el conde Vrosnki y su actitud frente a ella es diferente; en esta ocasión, su hija constituye casi un estorbo, porque le impide vivir plenamente su relación con su amante. Este comportamiento, que en la película puede pasar un poco desapercibido (aunque si se fijan, la niña casi no aparece después de su nacimiento), en la novela se ve reflejado con total claridad.
Por otro lado, Anna es en gran parte culpable de su propio descenso a los infiernos; no por el hecho del adulterio, el cual considero justificado en este caso, sino porque una vez que ha conseguido irse con su amante y puede ser feliz, ella misma desarrolla unos celos enfermizos e infundados, fruto de sus inseguridades; presiona y hostiga a Vronski, consiguiendo malograr su relación.
Sin embargo, no quiero que con esta crítica al personaje de Anna Karenina parezca que no me gusta la novela o la película, ni mucho menos. La novela es una de mis obras favoritas, el hecho de que Anna sea una mujer con sus debilidades y con sus demonios personales enriquecen la historia, porque presentan a una mujer real: todos no podemos actuar correctamente siempre y en todo momento. El realismo de los personajes de la obra de Tolstói es una de sus principales bazas. Por otro lado, es una gran historia que cuenta un amor de esos que te consumen y que pueden destruirte, pero que el simple hecho de vivirlo hace que tu existencia haya merecido la pena.
Un saludo.