Marrakech es una de las cuatro ciudades imperiales de Marruecos, junto con Fez, Rabat y Meknes. Fundada por los almorávides en el año 1062, fue la capital del Imperio Islámico y actualmente es una de las ciudades más importantes de Marruecos, con más de un millón de habitantes y constituyendo uno de los principales atractivos turísticos del país.
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Palacio de Congresos de Marrakech |
Al igual que Fez y las otras ciudades imperiales, Marrakech se encuentra dividida en dos partes: la Medina o ciudad vieja y la ciudad nueva, construida en la época de la colonización francesa y en continuo crecimiento. Sin embargo, un elemento domina ambas partes de la ciudad y es el característico color rojo de sus edificios. Según cuentan, un reputado oculista recomendó que los exteriores de todos los edificios fueran de ese color, pues el blanco tenía un efecto casi cegador debido a la intensidad de la luz solar en aquella zona del país. No sé cuánto de cierto hay en ello, pero no deja de ser bastante probable.
Mi intención en esta entrada no es otra que realizar una pequeña descripción de los rincones más cautivadores, acercar al lector a esta espectacular ciudad, pero la magia y el encanto de Marrakech no se puede describir con palabras, se quedarían cortas porque Marrakech es en sí misma una experiencia única.
Comenzamos esta "visita" a la ciudad marroquí por los Jardines de La Menara. Situados a las afueras de Marrakech, los jardines deben su nombre a la pequeña pirámide verde del tejado del pabellón, el cual se construyó en el siglo XVI, durante la dinastía Saadí. Junto al citado pabellón hay un gran estanque cuya función es permitir el riego a los jardines y huertos. Los jardines están constituidos por una amplia extensión de olivos a ambos lados de un paseo que da acceso al pabellón, detrás del cual pueden contemplarse las montañas del Atlas. Por desgracia, cuando yo fui era muy temprano y la niebla impidió que pudiera disfrutar de esa panorámica, de modo que adjunto una foto descargada de Internet, ya que en las mías no se aprecian las montañas del Atlas.
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Pabellón de La Menara |
A continuación atravesamos los muros de la ciudad para adentrarnos en la medina, parte antigua de Marrakech, la cual ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 1985. La medina encierra una serie de callejuelas laberínticas, dentro de las mismas se encuentran otra serie de monumentos como el Museo de Marrakech, la madraza de Ben Youssef, el Palacio Real (que no está abierto al público), las ruinas del Palacio Badi, las tumbas Saadíes o el Palacio de la Bahia.
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Interior del Palacio de la Bahía |
En el norte del barrio judío (Mellah) se encuentra el Palacio de la Bahia, de 8 hectáreas de superficie y más de 150 habitaciones. El palacio fue mandado construir por un visir de la corte real a finales del siglo XIX y está dedicado a su favorita de entre sus cuatro esposas y veinticuatro concubinas; precisamente, el término "bahia" significa bella.
Sólo puede visitarse una parte del palacio, pues el resto pertenece a la familia real. Si embargo, merece la pena hacer una parada para contemplar sus maravillosos jardines y la decoración interior de las distintas estancias. Personalmente, los techos son dignos de admirar.
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Habitación del visir (Palacio de la Bahía) |
La plaza de Jamaa el Fna representa el centro neurálgico de la medina de Marrakech. Literalmente, su nombre significa plaza de las ejecuciones o de la muerte, lo cual hace referencia a las ejecuciones de infieles y delincuentes que se practicaban en la misma muchos años atrás. En la actualidad, esta plaza irregular, de la cual parten callejuelas que se pierden por toda la medina, es sin duda uno de los mayores atractivos de la ciudad. Durante el día, hace las funciones de mercado con sus vendedores ambulantes de zumo de naranja y de frutos secos; también se pueden encontrar a los personajes más diversos como tatuadoras de henna, encantadores de serpientes, monos...
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Jamaa el Fna |
Sin embargo, es por la noche cuando la plaza de Jamaa el Fna alcanza todo su explendor. El escenario se transforma completamente y los vendedores ambulantes dejan paso a una serie de chiringuitos donde se puede disfrutar de las más diversas comidas. La plaza se convierte entonces en un espectáculo visual y auditivo donde se dan cita contadores de historias, adivinas, músicos...dar un paseo alrededor de la plaza sintiendo cómo el ritmo de los timbales se introduce en cada fibra de tu cuerpo es una experiencia única.
Como recomendación, no se puede dejar Marrakech sin subir a una de las numerosas terrazas que rodean Jamaa el Fna a tomar un delicioso té de menta y disfrutar de estas vistas.
Abandonando Jamaa el Fna, tomamos una de las callejuelas para introducirnos de lleno en uno de los mejores "centros comerciales": el zoco. No hace falta ser un consumista para dejarte seducir por la gran cantidad de productos de artesanía que se ofrecen. Puedes pasarte horas paseando por las callejuelas (no tan laberínticas como las de la medina de Fez). Aunque al principio cueste un poco, regatear se puede convertir en una actividad muy entretenida...eso sí, la mayoría de las veces te quedas con la sensación de haber pagado más de lo que en realidad valía en producto en cuestión. Como consejo a la hora del regateo: si verdaderamente estáis interesados en una cosa, pero no queréis pagar lo que os piden, salid del puesto; si realmente el comerciante tiene un beneficio con la venta, os aseguro que os perseguirá y aceptará vuestro precio. Si no lo hace es porque verdaderamente no le interesa, de modo que por mucho que lo hubierais intentado, no habría bajado de precio.
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Zoco |
Otro de los edificios más representativos de Marrakech es la Mezquita de la Koutoubia. Como la mayoría de las mezquitas, su visita está prohibida a los no musulmanes, pero esto no impide contemplar su belleza arquitectónica, aunque tenga que limitarse al exterior. La mezquita se localiza muy cerca de la plaza de Jamaa el Fna y también a unos pocos minutos de la Avenida Mohamed V, la más importante de la zona nueva.
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Koutoubia |
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Koutoubia |
Lo más característico de la mezquita es su alminar, construido a finales del siglo XII y tomado como base para la Giralda de Sevilla y la Torre Hasan de Rabat, de modo que se dice que las tres torres son "hermanas gemelas".
Para concluir esta visita, me gustaría describir uno de los lugares que, junto a la plaza de Jamaa el Fna, más me han cautivado y sorprendido, esta vez, en la zona nueva de la ciudad. Se trata de los Jardines Majorelle, que bien podrían definirse como un oasis de luz y color. Siguiendo con la tradición árabe de sencillez en el exterior y lujo interior, el visitante no puede hacerse una idea de lo que esconden los muros del Jardín Majorelle hasta que atraviesa sus puertas.
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Jardín Majorelle |
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Memorial Yves Saint Laurent |
La casa fue construida originariamente en década de los 20 por el pintor francés Jacques Majorelle (1886-1962). En los años 60, la propiedad fue descubierta por el famoso diseñador Yves Saint Laurent, el cual compró la villa en 1980, salvando la misma de un proyecto hotelero que hubiera supuesto su completa desaparición. Las cenizas de Yves Saint Laurent se encuentran esparcidas en el jardín, el cual cuenta también con un memorial compuesto por una columna romana procedente de Tánger.
Siendo consciente de todo lo que dejo en el tintero, sólo me resta despedirme y recomendar a todo el mundo una visita a Marrakech, considero que es uno de los lugares a los que hay que ir, al menos, una vez en la vida. Cada viaje es único e irrepetible y Marruecos es una de las experiencias que nadie debería perderse.
Un saludo.
He vuelto a ver a la Gacela de Marrakech gracias a este post jajaja Gracias, necesitaba recordar lo maravilloso que fue conocer este país, y en particular, esta ciudad, a la que espero volver e incluso, comprarme una casa, en plan Carmina ;)
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