lunes, 31 de diciembre de 2012

Los Miserables: Lucha, Sueño, Esperanza, Amor

La última entada de este 2012 quiero dedicarla a la que, probablemente, sea la mejor película del año. Los Miserables es una adaptación cinematrográfica del musical del mismo nombre, basado en la novela que escribiera Victor Hugo allá por el año1862.

En lugar de ser yo la que realice un resumen del argumento de esta obra, prefiero utilizar la sipnosis de la propia novela, pues considero que consigue transmitir el espíritu de Los Miserables mejor de lo que mis propias palabras podrían expresar, además de poner en antecedentes a quien no conozca esta historia (por si no quieren "enfrentarse" al musical partiendo de cero).

«Cuando monseñor Bienvenu Myriel se cruzó en su camino, Jean Valjean no era más que una bestia, un ex presidiario dispuesto a robar, apalear y matar por casi nada. Diecinueve años de condena a trabajos forzados, rodeado de lo más espurio de la condición humana, habían conseguido demoler a palos su espíritu y transformar a un joven ladronzuelo de pan en un nombre arrinconado por la vileza. Pero en la mirada del arzobispo Myriel, Jean encontraría una nueva profesión de fe con la que se atrevería a enmendar su camino, para poder conquistar la dignidad que durante tantísimos años le había sido arrebatada.

Reconvertido en monsieur Madeleine, próspero hombre de negocios y alcalde de una pequeña ciudad, Valjean entrecruzará su historia con la de otros maldecidos por un sino lleno de desgracias. Un reflejo atemporal de sus propias miserias que reverberará, por ejemplo, en el rostro de la bella Fantine, una obrera cuyo único objetivo es reunir dinero para mantener a su hija ilegítima, Cosette, y así, algún día, poder rescatarla del podrido hogar de los posaderos Thénardier. Cruel destino de unos seres condenados a una vida de desesperación de la que Jean Valjean ha podido escapar, aunque perseguido por la negra sombra del obsesivo policía Javert. Una maldición que pareciera empujar al ex convicto al límite de sus propios recursos y devolverlo, una y otra vez, al espacio infame de los condenados al sacrificio y al infortunio.

Perseguido sin piedad por el inspector Javert, Jean Valjean debe dejar atrás su apacible existencia en Montreuil y encaminar su vida hacia un destino desconocido. En su huida, el ex presidiario decide liberar de su infortunio a la pequeña Cosette (...). Así, ambos emprenden el camino hacia París, en busca de nueva oportunidades.

Allí en una ciudad convulsionada y pletórica de ideas revolucionarias tras la caída de Napoleón en Waterloo, su historia se cruzará con la de hombres extraños y apasionados como Gavroche, hijo de los Thénardier, abandonado por su familia y dueño de un corazón de oro y de radicales ideas sociales (...); o Marius, fiel seguidor de las nuevas ideas en boga y futuro amor de Cosette. Todos ellos habitantes de una ciudad incendiada por la revolución y las barricadas, donde una humanidad enferma y paupérrima lucha por un inexcusable cambio. Y entre ellos, Jean Valjean, perseguido hasta la extenuación por el policía Javert, en un alarde de justicia maniquea que se difumina y confunde en el caos de un París tomado por asalto por un ejército de descastados y marginales» (Circulo de Lectores).


En la película, Hugh Jackman y Russel Crowe interpretan, respectivamente, a Jean Valjean y el inspector Javert, protagonistas/antagonistas indiscutibles de esta historia. He de reconocer que, aunque ambos tienen unas grandes voces y una gran capacidad interpretativa, ha sido Russell Crowe quien más me ha sorprendido, pues no había tenido noticia de que el susodicho poseyera la magnífica voz de la que hace gala en este musical.  


Ambos representan la lucha entre la ley (en sentido estricto) y la posibilidad de cambiar, de redimirse. Javert considera que Jean Valjean es un delincuente y que lo será toda su vida, por lo que dedica la suya a perseguirle. Mientras que, por el contrario, Jean Valjean demuestra que un acto de caridad por un hombre puede hacer cambiar hasta el corazón más duro y conseguir que se redima.


Como protagonistas femeninas, Anne Hathaway representa el personaje de Fantine, mientras que Amanda Seyfried interpreta a su hija Cosette (ya de adulta, claro está). Ambas también poseen dos grandes voces, aunque uno de los momentos más conmovedores de la película tiene lugar cuando Hathaway/Fantine canta el "I Dreamed a Dream", en el que no puedes evitar las lágrimas ante la desesperación de una mujer que ha sido empujada por la sociedad hasta lo más bajo y miserable, por su rabia contra la vida que ha destruido sus sueños de juventud.

El personaje de Marius Pontmercy es interpretado por Eddie Redmayne, un actor casi desconocido hasta el momento, aunque consultando su filmografía nos podemos dar cuenta de ha participado en más de diez películas, entre ellas Mi semana con Marilyn, así como la serie para televisión de Los Pilares de la Tierra (que fue emitida por Cuatro).

Cosette y Marius representan el amor y la juventud, la esperanza y también la lucha por una sociedad diferente. Aunque su historia no está exenta de un triángulo amoroso cuyo vértice en discordia es Éponine, hija de los posaderos Thénardier (quienes criaron a Cosette).

El matrimonio de los Thénardier, por su parte, son interpretados por Helena Bonham Carter y el polémico Sacha Baron Cohen, quienes representan a la perfección la picaresca de aquella época y ponen un toque de humor a la obra.

El contexto histórico de Los Miserables es otro factor a tener en cuenta, pues en ella se hace mención a la Revolución Francesa, el posterior imperio de Napoleón y la restauración de la monarquía. Aunque sin duda, el aspecto social más importante es la pobreza, la descripción que de hace de una sociedad cada vez más hundida en la miseria y la lucha de esos "miserables" contra el poder que los oprime.

En cuanto a mi opinión personal, creo que ya ha quedado suficientemente reflejado que considero esta película como una de las obras maestras de este año; consigue que no apartes la vista de la pantalla ni un solo momento; yo ni siquiera descansé la espalda en el asiento, sino que me mantuvo embelesada durante las más de dos horas de la película;  a pesar de que la sala del cine estaba medio llena, no se oía ni un suspiro y cuando terminó yo creo que más de uno nos quedamos con ganas de aplaudir como si verdaderamente estuviéramos en un musical en vivo.

Siempre me gustó la historia de Los Miserables (leí la novela hace ya algunos veranos y he visto alguna adaptación para televisión), pero nunca llegué a conmoverme de la misma forma que con esta película.

Como conclusión, quiero hacer una advertencia: absténganse quienes no sean capaces de ver un musical o una película de época.

Un saludo y feliz año 2013.



2 comentarios:

  1. La esperanza pierde su sentido y valor cuando esta se basa en una ilusión sin sentido, es como inflar un globo de cumpleaños sin parar, sabes que en algún momento va a reventar en tu cara impidiéndote avanzar.

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    1. Perdón por no responder antes a tu comentario; otros quehaceres me han mantenido al margen de este blog.
      Muy bellas palabras y muy trágicas a la vez. Considero que la esperanza es lo último que se debe perder. Si acabamos con la ilusión, ¿qué nos empuja a seguir adelante?¿a luchar por nuestras metas?
      Hay que ser realistas, tener los pies en el suelo...pero soñar es gratis y nos puede llevar a ser mejores personas.

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